Creo que en los tiempos que corren son importantes reflexiones como ésta que comparto de mi buen amigo Carlos. Reflexiones que nos ayuden a evitar que los recortes "recorten" nuestra dedicación y entrega, miradas que nos adviertan de posibles errores en las estrategias reinvindicativas: que nada de lo que se haga como protesta o medida de presión afecte a los niños, primeras víctimas inocentes del desplome de una dinámica social y económica insostenible.
Es el tiempo para dejar que el corazón reivindique desde los latidos de la creatividad y tiempo de abrirnos a nuevas maneras de hacer frente a tanto despropósito.
EL RECORTE MÁS IMPORTANTE. Carlos González.
“Los recortes más importantes no han sido los de la crisis, sino los que han provocado todas las crisis de la humanidad, incluso aquellas que no hemos vivido como tales: el hambre en el mundo, las guerras, las
injusticias lejanas, los prejuicios, la competitividad entre hermanos …
Estos recortes comienzan en nuestra infancia cuando nos enseñan a servir a ideas, creencias y paradigmas de todo tipo en vez de a seguir a nuestro corazón, centro de nuestros tres grandes dones: sensibilidad, poder y sabiduría. Separados de estos dones nos convertimos en súbditos de creencias en vez de en ciudadanos libres, de esto no están exentos los llamados “poderosos”, que abusan de los demás precisamente porque no sienten estos dones.
La educación que hemos recibido nos ha llevado a pensar dentro de cajas: las creencias y además a confundir a éstas con la verdad. Miles de horas de clase construyendo estas “cajas”, en lugar de ayudar a desarrollar nuestra imaginación, han recortado la creatividad con la que nacimos, este recorte es la fuente de todas nuestras dificultades, porque supone un recorte de la propia esencia humana. Por eso, ante una crisis exigimos a los políticos y expertos que la arreglen- curiosamente a los mismos que la causaron-, y nunca pensamos que cada uno de nosotros podría crear algo que ayudase a solucionarla.
Es necesario reeducarnos para superar los recortes que sufrimos en nuestra educación. Para ello es imprescindible una nueva idea de ser humano, centrada en su sentir y no en las creencias.
Debemos ampliar el tamaño de nuestras “cajas de pensamiento” y sobre todo abrirlas a nuestros tres dones, que son la auténtica garantía de poder crear una sociedad sin recortes de ningún tipo.”
Estos recortes comienzan en nuestra infancia cuando nos enseñan a servir a ideas, creencias y paradigmas de todo tipo en vez de a seguir a nuestro corazón, centro de nuestros tres grandes dones: sensibilidad, poder y sabiduría. Separados de estos dones nos convertimos en súbditos de creencias en vez de en ciudadanos libres, de esto no están exentos los llamados “poderosos”, que abusan de los demás precisamente porque no sienten estos dones.
La educación que hemos recibido nos ha llevado a pensar dentro de cajas: las creencias y además a confundir a éstas con la verdad. Miles de horas de clase construyendo estas “cajas”, en lugar de ayudar a desarrollar nuestra imaginación, han recortado la creatividad con la que nacimos, este recorte es la fuente de todas nuestras dificultades, porque supone un recorte de la propia esencia humana. Por eso, ante una crisis exigimos a los políticos y expertos que la arreglen- curiosamente a los mismos que la causaron-, y nunca pensamos que cada uno de nosotros podría crear algo que ayudase a solucionarla.
Es necesario reeducarnos para superar los recortes que sufrimos en nuestra educación. Para ello es imprescindible una nueva idea de ser humano, centrada en su sentir y no en las creencias.
Debemos ampliar el tamaño de nuestras “cajas de pensamiento” y sobre todo abrirlas a nuestros tres dones, que son la auténtica garantía de poder crear una sociedad sin recortes de ningún tipo.”
Carlos González Pérez
Autor del libro: "23 maestros de corazón"