Un blog para compartir latidos de entrega a la Vida y, más específicamente, a la tarea más noble y de más alta responsabilidad: EDUCAR.
Una puerta que se abre para adentrarnos en el reconocimiento de lo que nuestro Corazón ha sabido siempre.
Texto original de José María Toro. Del libro LA VIDA MAESTRA. Editorial Desclée.
Música: "Gloria", "Inhuman Growth - choir" (Two steps to hell)
Texto del Video:
VIDANUEVA,AÑONUEVO.
No, no estás
ante un error de redacción de la frase que tanto utilizamos e intercambiamos en
ese tránsito en el que despedimos un año y nos disponemos a acoger e iniciar el
siguiente.
Quiero
invitarte a que cada vez que inicies un nuevo año inviertas la expresión como
gesto y acción concreta y visible de un cierto movimiento interno
Hasta ahora
siempre había felicitado diciendo o escribiendo "Año nuevo, Vida nueva".
Sin darme
cuenta, colocaba primero el condicionante, la circunstancia o el agente
externo, el hecho de que cambiaban mis calendarios y almanaques como un
aliciente o un estímulo para hacer de mi vida algo nuevo o al menos renovado.
Primero lo de
fuera (el año nuevo),luego, como
consecuencia de aquello, su repercusión o efecto interno (la vida nueva).
A partir de
ahora voy a repetir una y otra vez la frase invertida porque quiero que
justamente ocurra eso mismo en mi cotidiano: que primero seayo quien viva una vida nueva, de otra
manera y que como consecuencia lógica, espontánea e inevitable de ello yo viva
un año nuevo.
Un año con cada
uno de sus días, horas, minutos y segundos.
A partir de
ahora quiero asumir más conscientemente
mi propia responsabilidad en el modo como recibo cada nuevo día; quiero ser más responsable del nivel de conciencia
desde el que me relaciono conmigo mismo y con el mundo y quiero hacer de la responsabilidad y de la
consciencia las dos alas con las que poder emprender y sostener el vuelo que me
haga posible recorrer los espacios infinitos de mi libertad.
Nada puede medir el peso, la fuerza y el poder que traen
consigo algunas palabras. Podemos contar sus letras, ver el espacio que ocupan
en un papel o en una pantalla, podemos cuantificar y escuchar sus fonemas,
seguir su cadencia o ritmo; sin embargo, la energía de las palabras, esa que
lleva consigo su capacidad de sugestión y de seducción, su fuerza constructiva
o devastadora, su electricidad positiva o negativa, es sembrada, crece y
florece en los lugares más recónditos, etéreos, emocionales o espirituales de
cada ser humano que las escribe o pronuncia.
Las palabras echan sus más hondas raíces y arraigan en las
experiencias que vivimos y crecen con ellas. Viven en los sentimientos, sirven
de expresión al alma y duermen arropadas en el lecho del corazón.
Los sentimientos quebrados, los corazones rotos, las almas
deshechas tienden a hacer de las palabras escudos protectores o lanzas que se
dirigen para herir y hacer sufrir a otros.
Nadie feliz hace daño. Toda persona que hace daño ha sido
dañada en su capacidad de vivir desde lo mejor de sí misma. Y con ello quedaron
afectadas sus palabras, sus miradas, sus manos y sus maneras de ver, acercarse
y relacionarse con los otros.
El acoso hace un uso peculiar de las palabras: usa un
espectro muy concreto y determinado, palabras afiladas, palabras que niegan al
otro, en lugar de afirmarlo, palabras que hieren en vez de sanar, frases de
desprecio, vocablos malsonantes, voces que desprender el olor fétido del
insulto, la injuria o la malediciencia.
Las palabras acosadoras no van nunca solas. Las acompañan
miradas duras, puños cerrados, voces crispadas, rostros oscurecidos y corazones
de piedra.
Son palabras y expresiones que contaminan todo lo que tocan,
agujeros negros que quieren hacer desaparecer a quienes van dirigidas y que
disuelve a quienes las pronuncian.
Las palabras de un acosador son como cuencos que va llenando
de expectativas, de juicios y prejuicios, de valoraciones, de comparaciones, de
sugestiones, de sensaciones, de sentimientos y las hace rebosar con los
despojos de su propia historia más oscura e inconsciente.
Los golpes hieren la piel del acosado. Por eso, un acosador
inteligente usará las palabras como piedras, como cuchillos, como armas que
hieren el adentro más profundo y no visible de sus víctimas. Pero olvida que la
cara es el espejo del alma y que a través de los ojos se asoma siempre al mundo
el dolor de quien sufre.
Ojos, miradas y caras…. los grandes espacios reveladores del
sufrimiento oculto, de los acosos escondidos y de las agresiones sutiles.
Lugares donde los educadores han de mirar para detectar el maltrato sigiloso,
para sacar a la luz lo que se mueve en las sombras y desde la propia sombra.
Una o varias palabras pueden hacer mucho más daño que el más
fuerte de los puñetazos. Y, por el contrario, las palabras adecuadas pueden
hacer que un corazón abatido salga del pozo de tristeza o pesadumbre en el que
se encontraba.
Es necesario cambiar las palabras de quien acosa así como
devolver la palabra al acosado. La palabra, el decir lo que pasa, es un primer
espacio de liberación, un ámbito para la justicia y una herramienta de poder
para la víctima.
Las palabras huelen y saben a sentimiento. Hay palabras como
brisa de la mañana, perfume de flores o música sublime que llena el corazón,
alimenta el alma fortaleciéndola y enriquece el espíritu, en expresiones como
“te reconozco”, “te acepto”, “te quiero”…
Pero también las hay con olor de azufre y sonido terrible, palabras
que queman en lo más profundo de nuestro ser cuandoofenden, engañan o tratan con violencia o de
manera injusta.
Podemos indagar los veneros y fuentes de determinadas maneras
de acoso simplemente siguiendo el curso de las palabras, río arriba, observando
cómo se usan y circulan, como transcurren o cómo se infiltran inundándolo todo.
A las palabras poderosas del acosador suele acompañar un
silencio de mudez que corresponde a un corazón amordazado en su interior.
La tarea educativa es doble: pulir, modificar, ennoblecer las
palabras de quien acosa y, al mismo tiempo, devolver la palabra a la víctima.
Una palabra que no sea mero desahogo sino un recobrar la conciencia de su
propia fuerza, esa que se desprende de la dignidad recuperada.
Menú:
Aperitivo musical con los Atomic Boy Blues. Dos informaciones:
Participamos en la jornada Europea contra el acosos racial y la
xenofobia en santiago. II de prevención e intervención en el acoso escolar. Primer plato: El cerdito
Pacentín, con Delma T, Martin y familia. Segundo plato: Qué hacer como
docentes con Maria Zysman y Carmen Cabestany Postre: Jose Maria Toro:
Las palabras y el acoso escolar. ¡¡¡Buen Provecho!!!
http://www.noalacoso.org en www.radiosapiens.es
Una película-documental en torno al libro "Veintitrés maestros de corazón" de mi buen amigo y hermano pedagógico Carlos González.
Una ventana que puede abrirse para
muchos educadores, padres y maestros, y muy especialmente para quienes tratan,
día a día, con los adolescentes. Una ventana que oxigenará sus espacios de
relación y que abrirá a nuevas perspectivas en el paisaje educativo que tenemos
ante nuestros ojos.
Una película que demanda un
replanteamiento de un sinfín de cosas: el espacio del aula, la ratio de alumnos
por clase, el papel y la presencia del maestro, una revisión de los contenidos,
la urgente incorporación del autoconocimiento como elemento esencial en la
educación de los chavales, la toma de conciencia de las necesidades, problemas
e incluso traumas emocionales de los alumnos y cómo esto afecta a sus actitudes
en clase y a su aprendizaje….
La película no es sino un comienzo: el
inicio de una reflexión, de un debate, de un camino, de un rebrotar del
entusiasmo y un reavivar el compromiso con la escuela y con la vida.
Una película que exalta la figura de ese
maestro que honra, que provoca, que interpela, que cuestiona y, sobre todo, ama
a unos alumnos a los que reconoce en su condición de maestros porque sabe de la
sabiduría que les aguarda en su corazón.
OBRAS DE ARTE SORPRENDENTES
QUE NO PODRÁS CREER QUE NO SEAN FOTOGRAFÍAS.
Obras de arte asombrosas que no son fotografías from jose maria on Vimeo.
Omar Ortiz - Óleo sobre tela Paul Cadden - Dibujo a lápiz sobre papel
Kamalky Laureano - Pintura acrílica sobre lienzo
Gregory Thielker - Óleo sobre lienzo
Lee Prince - Óleo sobre tela
Ben Weiner - Pinturas de pintura
Ron Mueck - Escultura con materiales mixtos
Kim Ji - hoon - Dibujo a lápiz
Christina K - Dibujo sobre papel pintado color marrón Ray Hare - Pintura acrílica sobre lienzo
Daisy - Carboncillo
Alyssa Monks - Óleo sobre lienzo
Pedro Campos - Óleo sobre lienzo
Dirk Dzimirsky - Grafito sobre papel
Thomas Arvid - Giclée de edición limitada sobre lienzo
Paul Cadden - Dibujo a lápiz sobre papel Robin Eley - Óleo sobre lienzo belga
Samuel Silva - Dibujo con pluma esferográfica
Gottfried Helnwein - Óleo y pintura acrílica sobre lienzo
Franco Clun - Lápiz sobre papel multiculor
Mike Bayne - Óleo sobre madera
Diego Fazio - Lápiz de carboncillo
Bryan Drury - Óleo sobre madera
Robert Longo - Carbón sobre papel para montaje
La ideología dominante quiere identificarnos
y hacernos vivir al modo de Sísifo.
Es éste un personaje de la mitología
griega que fue condenado por los dioses a subir una piedra de un peso enorme a
la cima de una montaña. Cada vez que estaba a punto de alcanzar la cumbre la
piedra se caía y tenía que volver a comenzar de nuevo.
Sísifo ha sido el mito utilizado para
representar el esfuerzo inútil, la tarea abocada al fracaso o el quehacer
sin sentido. Lo que desconoce la ideología dominante y nosotros olvidamos
con frecuencia es que Sísifo sonreía mientras subía la piedra.
El no cargaba con la
piedra movido por el castigo sino por su amor a la carga, a la montaña y al sol
del crepúsculo que contemplaba, a pesar de su ceguera, cada día con sus ojos
humedecidos por el sudor ylas lágrimas.
A pesar del esfuerzo, Sísifo era capaz de
emocionarse cada atardecer ante la belleza de unas nubes a las que el Sol cedía
parte de su luz y colorido.
El postmoderno, la persona
"leve" de hoy, está intelectual, volitiva y emocionalmente
incapacitada para entender a Sísifo, para vislumbrar que la entrega total a una tarea no es pasión inútil y que lo único inútil
es una existencia que carece de pasión por nada.
Las especulaciones más elevadas, las
reflexiones más profundas, las palabras más sublimes no valen lo que el más
corto paso real de un ser humano que avanza y asciende por la cuesta de la
vida.
El paso es siempre un gesto corporal
que implica a todo el cuerpo; en ese sentido es algo auténtico, real.
Tomemos conciencia de que el paso sin
peso es imposible. Ese "peso", sin embargo, no es una carga sino
algo de lo que puedo hacerme cargo.
Sísifo nos está diciendo: "el mundo no es una carga para mí sino que el mundo está a mi cargo".
Cuando soy capaz de escuchar el sereno
palpitar de su corazón al reemprender, una vez más, la subida de la piedra a la
cima, puedo aprender que mi oportunidad básica, mi libertad más esencial y
profunda no radica tanto en soltar la piedra cuanto en la actitud con la que sobrellevo su peso y en mi disposición a empezar,
otra vez, a subir de nuevo.
Sísifo:
el deseo de la voluntad(Editorial N° 20
agosto-octubre 1997, Topía Revista) Enrique Carpintero
"Todos nos creemos uno;pero...no
es verdad, sino que somos muchos."Pirandello
Es
Albert Camús quien analiza el mito de Sísifo para destacar como lo absurdo y la
dicha son inseparables y forman parte de la condición humana. Los dioses habían
condenado a Sísifo a rodar para siempre una roca hasta la cima de una montaña
desde donde volvía a caer por su propio peso. Habían pensado que no hoy castigo
más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza. Se le reprochaba a Sísifo
haber revelado los secretos de los dioses. También haber encadenado a la Muerte
y querer disfrutar de los placeres de la Tierra. Es por ello que su desprecio
de los dioses, su odio a la muerte y su apasionamiento por la vida le valieron
ese suplicio.
Si
este mito es trágico, lo es por que Sísifo tiene conciencia. De esta manera lo
que debería constituir su tormento es al mismo tiempo su victoria. El mito nos
enseña que todo no es ni ha sido agotado. El destino es un asunto humano que
debe ser arreglado entre humanos. La alegría silenciosa de Sísifo es por que su
destino le pertenece. Lo importante es el esfuerzo por llegar a la cima. Lo
importante es la lucha. En esa lucha vence a los dioses.
Por
ello escribe Camus "...Así, persuadido del origen enteramente humano de
todo lo humano, ciego que desea ver y que sabe que la noche no tiene fin, está
siempre en marcha. La roca sigue rodando...Sísifo enseña la fidelidad superiorque niega a los
dioses y levanta las rocas. El también juzga que todo está bien. Este universo
en adelante sin amo no le parece estéril ni fútil."
En
este camino absurdo Sísifo puede encontrar la dicha de que es posible construir
un mundo sin dioses donde lo que importa es la pasión por la vida.
El mito de
Sísifo
El mito de Sísifo
es un extenso ensayo de Albert Camus, originalmente publicado en francés
en 1942 como Le
Mythe de Sisyphe. El título del ensayo viene de una historia de la mitología griega. En él, Camus discute la cuestión
del suicidio y el valor de la vida, usando el mito de Sísifo como una metáfora
de la propia vida. De esta forma plantea la filosofía del absurdo,
que mantiene que nuestras vidas son insignificantes y no tienen más valor que
el de lo que creamos. Siendo el mundo tan fútil, Camus pregunta, ¿qué
alternativa hay al suicidio?
Sísifo era un
personaje de la mitología griega que hizo enfadar a los dioses con
su extraordinaria astucia. Como castigo, fue condenado a perder la vista y
empujar perpetuamente un pedrusco gigante montaña
arriba hasta la cima, sólo para que inevitablemente volviese a caer rodando
hasta el valle.
Camus desarrolla la
idea del "hombre absurdo", aquél que es perpetuamente consciente de
la completa inutilidad de su vida. Ésta, afirma, es la única alternativa
aceptable al injustificable salto de fe que constituye la base de todas las
religiones (e incluso del existencialismo, que por tanto Camus no aceptaba
completamente). Aprovechándose de numerosas fuentes filosóficas y literarias, y
particularmente de Dostoievski, Camus describe el progreso
histórico de la conciencia del absurdo y concluye que Sísifo es el héroe
absurdo definitivo.
En su ensayo, Camus
afirma que Sísifo experimenta la libertad durante un breve instante, cuando ha
terminado de empujar el peñasco y aún no tiene que comenzar de nuevo abajo.
En
ese punto, Camus sentía que Sísifo, a pesar de ser ciego, sabía que las vistas
del paisaje estaban ahí y debía haberlo encontrado edificante: "Uno debe
imaginar feliz a Sísifo", declara. Volviendo a su pregunta original,
concluye que el suicidio nunca está justificado.
Camus presenta el
esfuerzo inútil e incesante de Sísifo como una metáfora de las vidas modernas
consumidas en inútiles trabajos en fábricas y oficinas. Algunos encuentran esta
metáfora reconfortante, pues les hace sentir que no están solos, y pueden de
hecho trazar un paralelismo entre sus vidas y la de un personaje del amanecer
de los tiempos.
Sísifo
En la mitología griega, Sísifo (Σίσυφος) fue fundador
y rey de Éfira
(nombre antiguo de Corinto). Era hijo de Eolo y Enarete y marido de Mérope.
De acuerdo con algunas fuentes (posteriores), fue el padre de Odiseo con Anticlea,
antes de que ésta se casase con su último marido, Lærtes.
Fue el padre el
dios marino Glauco
con Mérope. Se decía que había fundado los Juegos
Ístmicos en honor a Melicertes, cuyo cuerpo había encontrado tendido en la playa
del istmo
de Corintio.
Fue promotor de la
navegación y el comercio, pero también avaricioso y mentiroso. Recurrió a
medios ilícitos, entre los que se contaba el asesinato de viajeros y
caminantes, para incrementar su riqueza. Desde los tiempos de Homero,
Sísifo tuvo fama de ser el más astuto de los hombres. Cuando Tánatos fue a buscarle, Sísifo le puso en grilletes, por lo que nadie murió hasta
que Ares vino, liberó a Tánatos, y puso a Sísifo bajo su custodia.
Pero Sísifo aún no
había agotado todos sus recursos. Pues antes de morir le dijo a su esposa que
cuando él se marchase no ofreciera el sacrificio habitual a los muertos. Así
que en el infierno se quejó de que su esposa no estaba cumpliendo con sus
deberes, y convenció a Hades para que le permitiese volver al
mundo superior y así disuadirla. Pero cuando volvió a Corinto rehusó volver de
forma alguna, hasta que fue devuelto a la fuerza por Hermes.
En el infierno
Sísifo fue obligado a empujar una piedra enorme cuesta arriba por una ladera
empinada, pero antes de que alcanzase la cima de la colina la piedra siempre
rodaba hacia abajo, y Sísifo tenía que empezar de nuevo desde el principio (La Odisea, xi. 593). El motivo de este castigono
es mencionado por Homero, y resulta oscuro. Según algunos, había revelado los
designios de los dioses a los mortales. De acuerdo con otros, se debió a su
hábito de atacar y asesinar viajeros. Este asunto fue un tópico frecuente en
los escritores antiguos.
De acuerdo con la
teoría solar, Sísifo es el disco del sol que sale cada mañana y después se
hunde bajo el horizonte.
Otros ven en él una personificación de las olas
subiendo hasta cierta altura y entonces cayendo bruscamente, o del traicionero
mar. Welcker ha sugerido que la leyenda es un
símbolo de la vana lucha del hombre por alcanzar la sabiduría.