sábado, 25 de mayo de 2013

El arte de callar.




Callar es mucho más que un simple cerrar la boca.

El silencio no es un amordazar nuestra lengua sino un liberarnos de los personajes que no somos y de la necesidad compulsiva de decir algo, de manifestar algo sobre nosotros o sobre el mundo que consideramos “propio”.

Callar es ceder la palabra a nuestro rostro, a nuestra mirada, a nuestra postura, a nuestro movimiento, sobre todo cuando éste acaba conformando el gesto de la quietud.
 
Callar es la pareja por excelencia de la palabra en la danza de la conversación, la nota relevante en la sinfonía de las relaciones, la no pincelada que resalta los otros colores del lienzo.

El arte de callar es un paradójico arte de hablar: el arte de un silencio que significa, que expresa, que comunica, que toca al otro, “tras-tocándolo”. El silencio toca en una hondura a la que las palabras no pueden alcanzar.

Lo indecible, lo difícil de decir, puede decirse simplemente callando.

Callar nunca puede ser el resultado de un mandato o de una imposición.
Callar es un latido del corazón que no se precipita, que late en calma; el silencio es un imperativo del alma.

Hay un aforismo ya clásico que dice: “sólo se debe dejar de callar cuando se tiene algo que decir más valioso que el silencio”.

En las palabras que no brotan y son abrazadas por el silencio uno está ante el riesgo de perderse, de derramarse y disiparse.

El silencio es un cerrar la boca que mantiene el corazón bien abierto y la mente bien despejada y libre: libre de toda pretensión, afán o expectativa.


Ya en el siglo XVII, el abate Dinouart escribía: “Hay formas de callar sin cerrar el corazón; de ser discreto, sin ser sombrío y taciturno; de ocultar algunas verdades, sin cubrirlas de mentiras”. Y en la escala de la sabiduría, el grado más bajo sería “hablar mucho, sin hablar mal ni demasiado”; el segundo grado consistiría en “saber hablar poco y moderarse en el discurso”. El primer grado de la sabiduría hace referencia  a “saber callar”.

El silencio habla el lenguaje del corazón. El arte de callar es un arte del corazón: “lo esencial es indecible. Sólo se habla y se escucha  bien con el corazón”.


JOSÉ MARÍA TORO

Del libro LA SABIDURÍA DE VIVIR (4ª ed.) Editorial Desclée




JOSÉ MARÍA TORO. Maestro. Escritor. Formador y conferenciante. Autor, entre otros, de: "Educar con Co-razón" (20ª ed.) http://bit.ly/2E9xt87 "La Sabiduría de Vivir" (4ª ed.) http://bit.ly/2nRusOR "Descanser. Descansar para Ser" (3ª ed.) http://bit.ly/2scCib8 "La Vida Maestra" (2ª ed.) http://bit.ly/2gY46JQ "Mi alegría sobre el puente.Mirando la vida con los ojos del corazón" (2015) http://bit.ly/2GZKaAi "El pulso del cotidiano. Ser-Hacer-Vivir-Realizarse" (2017) http://bit.ly/2C4Fm8N publicados por la Editorial Desclée de Brouwer. Coautor de: MAESTROS DEL CORAZON. Hacia una Pedagogía de la Interioridad.Ed. Walters Kluwer. Información SOBRE EL AUTOR: https://www.edesclee.com/autor/jose-m... FACEBOOK personal. "José María Toro Alé" https://www.facebook.com/josemariatoro Página FACEBOOK https://www.facebook.com/blogjosemari... TWITTER: @josemariatoro Enlace a Canal Youtube: http://www.youtube.com/jomato1961

11 comentarios:

  1. Excelente post amigo, muchas gracias por compartirlo, da gusto visitar tu Blog.
    Te invito al mio, seguro que te gustará:
    http://leyendas-de-oriente.blogspot.com/

    Un gran saludo, Oz.

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  2. Muy buen post. Me ha gustado esta reflexión sobre el silencio. Hoy, me voy a callar... ;)

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  3. Aveces creemos que todo se debe decir con palabras, es un gran error, muy buena aportación para agregarlo a un aspecto mas de mi vida¡

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  4. Muy bueno. Y muy poco probable. Seguiremos entrenando. Gracias mil.

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  5. Lo ponemos en nuestro blog, 23 maestros también y ... seguro que algo más. Saludos.

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  6. Bellísimo......para ser gravado en cada célula.....!!!!!

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  7. Maravillosa reflexión!!!......cuanta sabiduría contiene este post. Gracias por compartirla. Saludos

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  8. Enamorándome estoy de estas líneas. Qué exquisita manera de ponerlo en palabras, qué genial condensación de información; máxima de relevancia sin caer en lo vano.
    Saludos,

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