Llevo años intuyendo que el corazón es mucho más que mero músculo cardíaco. Llevo años sorprendiéndome de lo que sucede cuando invito a niños o adultos a “entrar” conscientemente en el espacio insondable y misterioso de su corazón.
He ido planteando una nueva visión y vivencia del corazón al ir descubriéndolo como un inmenso continente al que se puede acceder por infinidad de costas y litorales: el corazón como órgano de la escucha, y por tanto, fuente de la vocación, manantial de sentido y de significado y venero de inspiración; el corazón como símbolo y arquetipo, sede del Alma y refugio de nuestro Ser más auténtico; el corazón como espacio energético; el corazón como ámbito para la integración y la excelencia, como espacio holístico…
Recientes investigaciones vienen a corroborar todo esto. La Sabiduría del Corazón deja de ser metáfora literaria o filosófica para convertirse en reto para la indagación más rigurosa y científica. Una de estas investigadoras, Annie Marquier, afirma, entre otras cosas, cuestiones tan sorprendentes como éstas: el corazón contiene un sistema nervioso independiente con una compleja red de neurotransmisores gracias a la cual puede tomar decisiones y actuar independientemente del cerebro. El corazón es el único órgano del cuerpo que envía al cerebro más información de la que recibe.
Otro descubrimiento sorprendente es la confirmación sobre la potencia del campo electromagnético del corazón, el más potente del cuerpo, casi 5000 veces superior al del cerebro. Un campo magnético que se extiende entre 2 y 4 metros alrededor del cuerpo. En otras palabras, todos los que están en ese radio de acción reciben la información energética de nuestro corazón.
El cerebro sabe, pero el corazón sabe a qué sabe lo que sabe el cerebro.
No se trata de “oponer” cerebro y corazón, sino de “poner” a cada uno en su sitio, dar a cada cual el lugar que le corresponde.
Mi pedagogía es una pedagogía del co-razón, es decir, un cultivar las cualidades del corazón: la escucha, la ternura, la paciencia, la apertura, el dar y el recibir, la empatía y la compasión.
Dice el refrán: ojos que no ven, corazón que no siente. Tal vez, lo que sucede es que cuando nuestro corazón deja de sentir, cuando dejamos de sentir nuestro corazón, nos volvemos ciegos, sordos, insensibles…. y nuestra vida deja de pulsar con los latidos de la paz y la alegría.
JOSÉ MARÍA TORO.
JOSÉ MARÍA TORO. Maestro. Escritor. Formador y conferenciante.
Autor, entre otros, de "Educar con Co-razón" (14ª ed.), "La Sabiduría de Vivir" (3ª ed.) y
Autor, entre otros, de "Educar con Co-razón" (14ª ed.), "La Sabiduría de Vivir" (3ª ed.) y
"Descanser. Descansar para Ser" (2ª ed.) publicados por la Editorial Desclée de Brouwer.
MAESTROS DEL CORAZON. Hacia una Pedagogía de la Interioridad. Información
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