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Ahora quiero presentarte el blog
¿QUÉ MEJOR MANERA DE EDUCAR QUE COCINANDO Y COMIENDO?
COCINAR y COMER lo tienen todo
para garantizar un buen aprendizaje. Es un acto cotidiano, ocurre o al menos
debiera ocurrir tres veces al día. Es un hacer, y como mejor se aprende es
haciendo, actuando. Tiene una dimensión integral porque implica/influye en el
cuerpo y el alma. Es emocional, nos vincula afectivamente desde la emoción
compartida, y nos trasciende emocionalmente cuando alimentamos al otro.
Por eso este enfoque psicogastronómico “integra perfectamente los tres aspectos constitutivos del concepto que hemos acuñado como “gastrofelicidad” para referirnos a la íntima relación entre ambos aspectos, ya que a nuestro juicio la relación entre cocina y felicidad es de tipo triangular: Comer, como una experiencia placentera y como un acto amoroso con uno mismo (ser feliz uno mismo a través de la comida). Comer juntos, como la vivencia colectiva del placer de alimentarse juntos y del sentimiento amoroso de fraternidad y solidaridad que ello supone (ser feliz con los demás en torno a una mesa). Y dar de comer, entendido como un acto de amor a través del cual promueves la felicidad del otro y la propia a través del compromiso emocional con la cocina (ser feliz haciendo felices a los demás alimentándolo)”.
Pincha sobre esta receta socioafectiva, para ir abriendo boca y avivando tu propia creatividad:
Y anímate a elaborar y compartir la tuya.
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