Callar es mucho más que un
simple cerrar la boca.
El silencio no es un
amordazar nuestra lengua sino un liberarnos de los personajes que no somos y de la necesidad
compulsiva de decir algo, de manifestar algo sobre nosotros o sobre el mundo
que consideramos “propio”.
Callar es ceder la palabra a
nuestro rostro, a nuestra mirada, a nuestra postura, a nuestro movimiento,
sobre todo cuando éste acaba conformando el gesto de la quietud.
Callar es la pareja por
excelencia de la palabra en la danza de la conversación, la nota relevante en
la sinfonía de las relaciones, la no pincelada que resalta los otros colores
del lienzo.
El arte de callar es un
paradójico arte de hablar: el arte de un silencio que significa, que expresa,
que comunica, que toca al otro, “tras-tocándolo”. El silencio toca en una
hondura a la que las palabras no pueden alcanzar.
Callar nunca puede ser el
resultado de un mandato o de una imposición.
Callar es un latido del
corazón que no se precipita, que late en calma; el silencio es un imperativo
del alma.
Hay un aforismo ya clásico
que dice: “sólo se debe dejar de callar cuando se tiene algo que decir más
valioso que el silencio”.
En las palabras que no
brotan y son abrazadas por el silencio uno está ante el riesgo de perderse, de
derramarse y disiparse.
El silencio es un cerrar la
boca que mantiene el corazón bien abierto y la mente bien despejada y libre:
libre de toda pretensión, afán o expectativa.
Ya en el siglo XVII, el
abate Dinouart escribía: “Hay formas de callar sin cerrar el corazón; de ser
discreto, sin ser sombrío y taciturno; de ocultar algunas verdades, sin
cubrirlas de mentiras”. Y en la escala de la sabiduría, el grado más bajo
sería “hablar mucho, sin hablar mal ni demasiado”; el segundo grado
consistiría en “saber hablar poco y moderarse en el discurso”. El primer
grado de la sabiduría hace referencia a
“saber callar”.
El silencio habla el
lenguaje del corazón. El arte de callar es un arte del corazón: “lo esencial es
indecible. Sólo se habla y se escucha
bien con el corazón”.
JOSÉ MARÍA TORO
JOSÉ MARÍA TORO. Maestro. Escritor. Formador y conferenciante. Autor, entre otros, de: "Educar con Co-razón" (20ª ed.) http://bit.ly/2E9xt87 "La Sabiduría de Vivir" (4ª ed.) http://bit.ly/2nRusOR "Descanser. Descansar para Ser" (3ª ed.) http://bit.ly/2scCib8 "La Vida Maestra" (2ª ed.) http://bit.ly/2gY46JQ "Mi alegría sobre el puente.Mirando la vida con los ojos del corazón" (2015) http://bit.ly/2GZKaAi "El pulso del cotidiano. Ser-Hacer-Vivir-Realizarse" (2017) http://bit.ly/2C4Fm8N publicados por la Editorial Desclée de Brouwer. Coautor de: MAESTROS DEL CORAZON. Hacia una Pedagogía de la Interioridad.Ed. Walters Kluwer. Información SOBRE EL AUTOR: https://www.edesclee.com/autor/jose-m... FACEBOOK personal. "José María Toro Alé" https://www.facebook.com/josemariatoro Página FACEBOOK https://www.facebook.com/blogjosemari... TWITTER: @josemariatoro Enlace a Canal Youtube: http://www.youtube.com/jomato1961
Muy buen post. Me ha gustado esta reflexión sobre el silencio. Hoy, me voy a callar... ;)
ResponderEliminarAveces creemos que todo se debe decir con palabras, es un gran error, muy buena aportación para agregarlo a un aspecto mas de mi vida¡
ResponderEliminarMuy bueno. Y muy poco probable. Seguiremos entrenando. Gracias mil.
ResponderEliminarLo ponemos en nuestro blog, 23 maestros también y ... seguro que algo más. Saludos.
ResponderEliminarBellísimo......para ser gravado en cada célula.....!!!!!
ResponderEliminarGracias...
ResponderEliminarMaravillosa reflexión!!!......cuanta sabiduría contiene este post. Gracias por compartirla. Saludos
ResponderEliminarUn placer leerlo gracias !
ResponderEliminarEnamorándome estoy de estas líneas. Qué exquisita manera de ponerlo en palabras, qué genial condensación de información; máxima de relevancia sin caer en lo vano.
ResponderEliminarSaludos,
GRACIAS por tu amable comentario.
Eliminar