Revista Tú Mismo. Valencia. Nº 115. Abril 2017
"Hemos confundido
lo extraordinario con extracotidiano", dice José María Toro. Este
maestro volcado hace años al campo del desarrollo personal reivindica
"el" cotidiano en su último libro, también a modo de toque de
atención, y pone en valor lo inmenso que es todo lo pequeño de nuestra vida
sencilla.
Quién es
Maestro
de enseñanza primaria y especialista en creatividad, técnicas de estudio y en
diversos ámbitos de la expresión y la comunicación, José María Toro ha
publicado gran variedad de artículos vinculados con la educación y el
desarrollo personal. Actualmente centra su labor en la investigación y
divulgación del Sistema Consciente para la Técnica del Movimiento, así como de
aspectos tales como el desarrollo de actitudes creativas en el quehacer de la
vida cotidiana
-Con este nuevo libro,
sales del ámbito educativo y hablas de otros temas, que tienen puntos en común,
pero para todo tipo de lector.
-En realidad este libro es anterior a todos los demás. Yo
inicio mi tarea como escritor en una reflexión más global, más amplia, que no
sale del ámbito educativo. Este libro intenta compartir que hay otra forma de
latir y pulsar con la vida. Y esto es
una acción totalmente educativa ya que para mí la educación ha de ser en
la vida, de la vida y para la vida.
-¿Por qué le das
sustantividad y no adjetividad a la palabra cotidiano?
-No hay nada más sustantivo en la vida de una persona que lo
que vive cotidianamente. Es una reivindicación de ese espacio, pero sobre todo una
llamada de atención de que nosotros hemos confundido lo extraordinario con
extracotidiano. Todo lo extraordinario sucede en lo cotidiano. Solamente
valoramos la belleza de la normalidad, cuando la perdemos. Últimamente hablo de
un concepto, “la bendita normalidad”,
que me mostró un niño de cinco años. Estaba cuidando a mi madre en el hospital
y al lado había una familia que ya llevaba varias semanas allí. Un día el niño
sentado junto a su abuela le preguntó: “¿Abuela, algún día recuperaremos la
bendita normalidad?”. El hecho de despertar por la mañana, caminar por tu
propio pie… es algo maravilloso. No nos damos cuenta de lo grande que son las
cosas sencillas de cada día hasta que las perdemos. El libro pretende
precisamente rescatar la conciencia de que todo lo pequeño de nuestra vida
sencilla de cada día es algo inmenso.
-Distingues que no
somos observadores de lo que nos pasa, sino que somos participantes en todo
momento.
-La ciencia moderna lo afirma de una forma contundente. El
observador siempre afecta a lo que mira porque la mirada es una forma de
conexión energética. Proyectamos una energía que afecta lo que miramos.
Despertar en las personas la conciencia del yo que mira, del testigo de lo que
sucede es una tarea fundamental porque ese espacio que creamos entre lo que
miramos y la conciencia de quien mira crea un espacio de libertad, de respeto
incluso hacia eso que estamos mirando. Para mí es importante crear ese espacio.
Este mirar “desde atrás” significa un descanso para los ojos y expresa una
actitud de no control ni dominio de lo que estamos mirando.
-Ya que hablas de ojos,
cuéntame del cuerpo. Afirmas que no tenemos un cuerpo sino que somos un cuerpo,
no para ser mostrado ni observado, sino vivido.
-Hemos pasado de la cultura del cuerpo ignorado, condenado,
censurado, a una especie de idolatría de la imagen del cuerpo, que no acaba, sin
embargo, de entender bien la dimensión corporal. Cuidamos la fachada de la casa,
pero no su interior. Existe un “cuerpo de
cuerpos”: tenemos un cuerpo físico,
mental, emocional, energético y el
espiritual, como una especie de matrioska rusa. Mi propuesta de trabajo
pedagógica y también general es muy ”metafísica”,
pero siempre abordando lo que tenemos más a mano que es el cuerpo. Desde esta
visión de mi cuerpo físico me abro a ver que también mi cotidiano es un cuerpo.
Desde esta mirada, la sociedad es vista
como un cuerpo y también la Tierra podemos mirarla, atenderla y cuidarla como
un cuerpo vivo. En la escuela el cuerpo es la gran asignatura pendiente. No se
trabaja la conciencia del cuerpo. Trabajar desde una visión integral e integrada del cuerpo favorecerá la vivencia de un cuerpo íntegro
como el soporte físico de una conciencia
íntegra, en el sentido de completa,
honesta y ética.
-¿Una buena herramienta
para trabajar esa integración es la respiración? A través de los pranayamas podemos
hacer consciente lo que tenemos automatizado. Nos conecta con la vida.
-La respiración es
la vida. Vivimos mientras respiramos. Cuando a Buda le preguntaron por dónde había
que empezar respondió “por la respiración”. En la raíz de las palabras
respirar, inspirar, espirar… está espíritu, el aliento. Es el proceso
fisiológico que más significativamente afecta a nuestros estados mentales y
emocionales.
En mi libro “Descanser.
Descansar para Ser” digo que la respiración tiene cuatro estaciones o movimientos que corresponden a las cuatro
estaciones del año. Si esto lo vinculamos con la pedagogía, en primaria es
importante que un niño, más que saber cómo es el aparato respiratorio, sepa, saboree,
que en su respiración hay un otoño, que es la espiración, y que así como el árbol suelta las hojas, puede
soltar una pena o un enfado, a través de la espiración. O que descubra, que
también hay un invierno, una pausa. Y que puede recuperar su paz mediante la
pausa en su respiración. Que pueda
llegar a experimentar que si respira con pausa es imposible que sienta ansiedad. Y que si está haciendo un trabajo y se duerme,
activar la inspiración siempre lo reanimará y le ayudará a estar más despierto.
Me interesa la comprensión de este proceso de la respiración
en la conexión de lo que nos puede servir su conocimiento para regular los
estados personales, cómo podemos cambiar nuestro modo de funcionamiento desde
el conocimiento de cómo funciona la respiración.
-Mediante la
respiración también podemos llegar al silencio, algo tan depreciado en una
sociedad tan ruidosa como la actual.
-La respiración como el objeto de la atención en la
meditación. ¿Por qué casi todas las tradiciones espirituales meditativas
convierten la respiración en foco de atención, mientras estamos en silencio? La
mente no puede estar en blanco, lo que trabaja la meditación es la atención de
la mente, la capacidad que la mente esté en lo que está. No una palabra o una
frase, porque la palabra es connotativa, tiene mucha resonancia afectiva
emocional y desata las conexiones neuronales que llevan a recuerdos pasados o a proyecciones de futuro. La conciencia en
la respiración es una conciencia no-lingüística, no verbal. La respiración es “lo más sutil de lo denso y lo más denso de
lo sutil”, un puente entre el cuerpo y la conciencia. Dado que la respiración ocurre siempre en el instante
presente, si estoy atento a la respiración, estoy atento al presente. Es algo
que me ancla a cada instante: la atención está en el aquí y ahora de cada
respiración.
-Dices que leer es un
gesto de amor. ¿Por qué?
-Leer viene de otro acto de amor previo que es escribir. Es
una sístole-diástole, un diálogo. La lectura es un modo de responder a la
expresión de otro. Aunque sea en diferido, el escritor está hablando al lector
que lee. Es una de las magias de la lectura. Uno no “se pierde” en la lectura,
más bien “se reencuentra” en ella. Y eso gracias a que alguien ha sentido la
necesidad de expresar y compartir lo que siente. Quien escribe te abre una puerta,
muestra un horizonte, comparte su propio camino y experiencia. La lectura
siempre es una experiencia de comunión, una vivencia mágica y es, sin duda, una
de las grandes conquistas y actividades del ser humano. Para mí el escribir es “escri-vivir”: lo que escribo tiene que
ser expresión de lo que vivo o expresión de ese anhelo profundo y sincero de
vivir eso que escribo. Tanto en el escribir como en el leer, el gran reto
consiste en que la bibliografía se convierta en biografía.
-Deepak Chopra
reivindica el deseo como chispa interna, intensa, divina, que puede ser
utilizada como herramienta para llegar al desarrollo de aquello que está
inacabado todavía. Tú hablas del deseo indeseable, y de ser austero pero no
indigente.
-No se trata de no desear, si no estaríamos en una actitud
dual. Volvamos a la mirada del mirar. Veo que se activa un deseo y “desde atrás” lo miro: ¿dónde surge?, ¿hacia
dónde apunta?, ¿qué consecuencias puede tener satisfacerlo? Digo ser austero en
el sentido de que nuestra cultura del consumo hace que nos inyectemos deseos
que no corresponden a nuestra naturaleza profunda. Todo deseo que nace allí es
un Deseo, tengo que estar atento para darme cuenta de ello y, sobre todo, trascender
esa dualidad de no desear.
-Mencionas el
compromiso sociopolítico. Es una carta nueva en la baraja de la espiritualidad.
-Si la espiritualidad no pasa por “la materia” no es espiritualidad. ¿Por qué el espíritu, que es tan
inteligente, encarna en una materia densa, “bruta”? Evidentemente porque en su
sabiduría sabe que es una evolución tremenda. El cotidiano es el cuerpo de
nuestro vivir, lo espiritual no significa salirnos del cotidiano e ir a un
templo en el Himalaya. La espiritualidad auténtica es aquella que transforma el
cotidiano en un espacio donde el espíritu puede materializar lo que es.
Socialmente se ve como una dicotomía: los activos y los contemplativos, por eso
hablo de los “contemplactivos”. Tú no
puedes anunciar una sociedad nueva, democrática, hablando siempre en tono amenazante
y con unas actitudes que nunca tienden puentes. El otro, aunque esté en el polo
opuesto de mi visión ideológica, nunca es un enemigo, sino otro ser humano. El co-razón debe ser el que sostenga la
política, un corazón con racionalidad, sentido común y sabiduría.
-“La enfermedad es la
experiencia que lo cuestiona todo”. Una frase tuya fantástica.
-En la enfermedad nos vemos en nuestros límites, en nuestra
fragilidad. Cuando uno está bien es el “rey del mambo”, pero basta un dolor de
muelas, el tobillo torcido y el no te puedes mover para “caernos del pedestal”.
Para mí,” la enfermedad es el milagro”
en el sentido de ver lo maravilloso que es el funcionamiento normal y cotidiano
de nuestro cuerpo. Más allá de esa aparente fragilidad, para quienes tenemos ya
unos años el cuerpo lleva muchos años atravesando numerosos puentes y barreras,
y aquí estamos. La enfermedad sigue siendo ese espacio del cotidiano que nos
instala en la humildad. Su gran valor es, como antes decía, que nos baja del
pedestal, nos devuelve a la tierra, a la realidad, nos vuelve humildes y
sencillos.
-Para quienes tenemos nuestros
años, nos apremia el tiempo, el que tú aconsejas ordenar sin descomponerlo.
-Antes el hombre del tiempo era el filósofo y el poeta, hoy
es el meteorólogo. Ha habido un empobrecimiento tremendo en nuestra visión y
vivencia del Tiempo. Consideramos al tiempo como una cosa, hemos cosificado el
tiempo como toda una existencia. Decimos “no tengo tiempo”. No es que no
tengamos tiempo sino que tenemos un exceso de tareas. En lugar de carencia de
tiempo lo que hay es abundancia de todo:
expectativas, deseos, quehaceres y obligaciones. Ante tal abundancia y exceso,
puedo soltar, regalar, compartir o delegar algunas tareas.
La expresión del tiempo-cosa responde a ese dios Cronos que
nos hace funcionar por el cronómetro. Como en el impresionante cuadro de Goya “Cronos devorando a sus hijos”, este tiempo-cosa nos devora, nos descabeza,
nos deja sin norte, sin rumbo ni dirección. El reto entonces es recuperar nuestro tiempo. El segundo es
el tiempo-casa, en el que cada
estación es una forma de vivir la temporalidad, la estación como “la acción de estar”. No solo es un
cambio meteorológico sino un cambio vibratorio, energético. Cada estación trae
consigo una invitación a estar, ser, vivir y descansar de una determinada
manera. El reto aquí es recuperar el sentido profundo del tiempo y habitar el
tiempo cada segundo, instalarnos en cada estación. El tercero es el tiempo-causa. Como cada tiempo-estación
trae su impronta, ahora que está a punto de empezar la primavera tenemos la
ocasión de renacer. Hay una energía en mi entorno que puede ser la causa de que
yo me abra a nuevos proyectos. Si puedo ahora florecer es porque vengo de un invierno donde
he habitado una pausa y he estado en actitud de recogimiento. Y el último
tiempo es el tiempo-cauce. Su
expresión, el dios Kairós, el de la oportunidad. Para mí una hora, este minuto,
es la posibilidad que la Vida me da para ser “un cauce histórico del amor”.
-Criticas la idolatría que
se hace del presente como una característica del individualismo.
-Me refiero a lo que denomino “presentismo”. Eckhart Tolle habla del poder del ahora, pero hay un
poder del pasado y del futuro, seguimos con esa estructura de la dualidad
inoculada en el tuétano. Vivimos este instante, es lo que debemos cultivar,
estar presentes en este presente que no oponemos ni separamos del pasado y del
futuro. Luego hay otra dimensión cuando el presentismo lo desconecto de todo
eso ya que mi gesto de ahora es semilla del futuro. El “presentismo” deviene en
hedonismo, en individualismo, y puede convertirse en una burda expresión de mi falta de implicación con la vida.
-En cuanto al crecimiento
personal y autorrealización, sostienes que hay un continuo encarnarse, que
transforma y no destruye lo anterior.
-La transformación siempre integra lo anterior, lo honra. Sin
lo anterior no estaríamos en este punto. No se puede ultrajar el pasado
mirándolo desde ahora. En el cuerpo social no se puede ahora juzgar la transición
política desde el presente, porque en aquel momento la situación era muy diferente. Se hubiera podido hacer de
otra manera, pero ¿cómo estaban las cosas? Aquello fue un salto respecto a lo
que teníamos previamente. ¿Ahora debemos dar otro paso?, de acuerdo, desde una
mirada amorosa, comprensiva, crítica y creativa . La vida evoluciona, amando,
bendiciendo cada paso que hemos dado. La dinámica del crecimiento personal es
la conciencia de que un ser humano es como la luna: creces o menguas, no te
quedas parado. Hay una dinámica del ser que es así, como la del universo,
expansiva.
-Más allá de que
crezcamos o mengüemos, el crecimiento tiene inteligencia propia, según destacas.
-Es la inteligencia de la Vida. Somos una expresión de la Vida.
Podemos llegar a pensar que ella es fruto del azar, pero oí a una eminencia
científica que dijo algo que me impactó muchísimo: “en términos matemáticos, la probabilidad de que la conciencia humana sea
fruto simplemente del azar evolutivo de la materia sería similar a imaginarse
un desguace con millones de piezas sueltas, donde pasa un vendaval y se forma
un avión”. Esa es la inteligencia de la que hablamos. Abrirme a eso en este
espacio pequeño mío es el gran reto. Vivir lo eterno en este momento presente,
vivir lo infinito en este cuerpo finito, en este cotidiano, y vivir la
sabiduría de la Vida en mi vida cotidiana.
-Pero recuerdas que somos
un precioso jardín no exento de malas hierbas.
-Malas hierbas que también embellecen el jardín, realzando la
belleza de las otras, y que pueden atraer otros elementos naturales que
facilitarán que las otras se desarrollen. Todo lo que está en la vida es por un
sentido y significado. ¿Por qué se genera la filosofía del absurdo? Absurdo proviene
del latín “ab-surdus” ( sordera). Absurdo
es, por tanto, todo aquello que no me he enterado lo que significa. Para mí unas malas hierbas
serán absurdas porque no me he enterado el sentido y significado que tienen
para la tierra. Siento que somos muy importantes a nivel cósmico, algo nos da
un sentido de responsabilidad, ya no porque sigamos viviendo, sino porque si no
desaparecemos. Somos una especie hermosa a pesar de las muchas carencias que
podamos tener.
José María Toro nos insta a "despertar la conciencia del yo que mira, del testigo de lo que sucede"
JOSÉ MARÍA TORO. Maestro. Escritor. Formador y conferenciante.
Autor, entre otros, de:
"Educar con Co-razón" (20ª ed.) http://bit.ly/2E9xt87
"La Sabiduría de Vivir" (4ª ed.) http://bit.ly/2nRusOR
"Descanser. Descansar para Ser" (3ª ed.) http://bit.ly/2scCib8
"La Vida Maestra" (2ª ed.) http://bit.ly/2gY46JQ
"Mi alegría sobre el puente.Mirando la vida con los ojos del corazón" (2015) http://bit.ly/2GZKaAi
"El pulso del cotidiano. Ser-Hacer-Vivir-Realizarse" (2017)
publicados por la Editorial Desclée de Brouwer.
Ed. Walters Kluwer.