"La administración, queriendo controlar y fiscalizar a los que no trabajan,
asfixia y ahoga a los que trabajan”.
Videotexto de la conferencia de JOSE MARIA TORO,
autor del libro
"Educar con Co-razón"
en Tenerife Sur-Abona el día 16 de Noviembre de
2009 ante 300 maestros y maestras canarios.
Una conferencia para
renovar la vocación y reaviviar el entusiasmo de quienes se dedican a la
tarea más noble y de más alta responsabilidad: EDUCAR.
Texto de presentación del material
Todo proyecto es herencia y promesa. En cada cosa que iniciamos hay una historia, un pasado, una memoria y unos antecedentes. Con cada cosa que iniciamos abrimos un presente, es decir, un regalo, construimos un futuro y tiene sus consecuencias.
Imágenes de
la Conferencia Inaugural de las Jornadas
"El Proyecto Educativo de
Centro en la LOE: un modelo de trabajo colaborativo".
Realizada en el
Centro Cívico Cabo Blanco
el 16 de Noviembre de 2009
para el
profesorado participante en los Seminarios Formativos.
Texto de presentación del material
"El proyecto educativo de centro en la LOE.
Un modelo de trabajo cooperativo".
Todo proyecto es herencia y promesa. En cada cosa que iniciamos hay una historia, un pasado, una memoria y unos antecedentes. Con cada cosa que iniciamos abrimos un presente, es decir, un regalo, construimos un futuro y tiene sus consecuencias.
Estas páginas no quieren ser sino un acto de homenaje. A través de mis
palabras quiero honrar, en primer lugar, a todos mis maestros y profesores.
Recientemente invitaba a más de 300 alumnos de la Universidad de Granada que
iniciaban su período de prácticas a honrar y agradecer a todos los que habían
sido sus maestros o profesoras. Y les decía: “Todo maestro es siempre una ocasión para el agradecimiento. A los
buenos maestros que hemos tenido tenemos que agradecerles que nos mostraron
cómo hacer y vivir las cosas. Pero también a los “malos” maestros tenemos que
agradecerles que nos ayudaron a tomar conciencia de cómo no tenemos que hacer
las cosas”.
En el corazón de cada maestra o maestro ha de estar prendida siempre la llama de la pasión y de la entrega, una llama que recobra fuerza y se reaviva con el recuerdo agradecido de esas grandes figuras que a lo largo de la historia han ido abriendo nuevos horizontes, han ido aportando nuevas miradas y maneras de comprender y vivir la que considero la tarea más noble y de más alta responsabilidad: educar.
En el corazón de cada maestra o maestro ha de estar prendida siempre la llama de la pasión y de la entrega, una llama que recobra fuerza y se reaviva con el recuerdo agradecido de esas grandes figuras que a lo largo de la historia han ido abriendo nuevos horizontes, han ido aportando nuevas miradas y maneras de comprender y vivir la que considero la tarea más noble y de más alta responsabilidad: educar.
Aquí y ahora, mientras mis dedos se desplazan con
alegría por el teclado, vivifico mi propia pasión y entrega con el recuerdo
agradecido de Josefina Aldecoa, esa gran maestra y escritora, recientemente
fallecida, y que nos dejó estímulos tan vivificantes como estas palabras, entresacadas
de su obra “Historia de una maestra”:
« Cada día
surgía un nuevo obstáculo y, a la vez, el reto de resolverlo. Los niños
avanzaban, vibraban y aprendían. Y yo me sentía enardecida con los resultados
de ese aprendizaje que era al mismo
tiempo el mío.
Yo me decía:
<no puede existir dedicación más hermosa que ésta>. (...)
Ése era el
milagro de una profesión que me mantenía contenta a pesar de la nieve y de la
cocina oscura, a pesar de lo poco que aparentemente me daban y lo mucho que yo
tenía que dar. O quizá por eso mismo. (...) Tenía que pasar mucho tiempo hasta
que yo me diera cuenta de que lo que me daban los niños valía más que todo lo
que ellos recibían de mí”.
Pero también es justo
y necesario, hacer un sitio, recordar, es decir, volver a pasar por el
corazón, a todas esas maestras y maestros anónimos que entregaron y siguen
entregando, cada mañana, lo mejor de sí mismos ante sus alumnos, pequeños o
grandes.
No somos maestros, si eso significa que hemos
llegado de manera definitiva a alguna parte.
Por eso me parece más adecuado afirmar que nos dedicamos a.....Es
día a día como vamos realizando nuestra vocación y construyendo nuestro
magisterio.
Al educar avanzamos hacia un horizonte que nunca
llegamos a alcanzar del todo porque a cada paso que damos él también se
desplaza hacia delante.
En educación, tocar techo no es sino arribar a un
suelo que nos está invitando, de nuevo, a un nuevo e insospechado cielo.
Esto hace de la educación un proceso apasionante, una
actividad creadora, permanentemente inacabada: nunca se llega, pero siempre
se puede “estar”.
A medida que el mundo se torna más global y complejo
sentimos más inseguridad, menos certezas y se nos abren más y más interrogantes.
Poder trabajar con los niños y niñas es un regalo del
que no siempre tomamos conciencia ya que ellos nos ofrecen en sus ojos esa
posibilidad de “estrenar el mundo en cada mirada”.Cuando uno está
delante de un niño, de una niña, el suelo que pisamos se convierte en “arenas
movedizas”. Los niños nos impiden “fijarnos” al suelo, amarrarnos a realidades
estáticas e inmóviles.
Es en este contexto en el que la redacción de
proyectos o las tareas burocráticas adquieren sentido.
Hoy la burocracia es una enorme carga, un peso que
aplasta tanto al profesorado como a su alumnado. Si alegría significa “estar aligerado”, maestras y niños sólo
podrán “saltar” de alegría después de “soltar” tanta presión y peso.
En un encuentro para equipos directivos y miembros de
la inspección celebrado en Ronda expresé mi sospecha de que “la administración, queriendo controlar y
fiscalizar a los que no trabajan, asfixia y ahoga a los que trabajan”.
Resulta significativo que, en la mayoría de las ocasiones, los maestros que
están más al día con los papeles y que mejor responden a las demandas de tipo
burocrático y administrativo, son los que menos se entregan a los alumnos.
Los griegos llamaban pedagogo a la persona que
acompañaba a los niños a la escuela, la persona que los conducía hasta el lugar
en el que aprendían. Educar es algo así
como hacer camino con. Acompañamos hacia algún lugar siempre
imprevisto”. Educar es acompañar a alguien hacia ese lugar en el que reconocen
lo que son y advierten y se entusiasman con “lo que pueden llegar a ser”.
Educar es acompañar a otra persona hacia su propia
hondura, encaminarlo en dirección a la casa de su corazón. Educar es trazar y
recorrer travesías, itinerarios y caminos que “tienen dirección”, que se
orientan “en un sentido” y en los que la persona va dotando de sentido su vida,
preñando de significado sus gestos y acciones cotidianas y reconociendo,
asumiendo y encauzando su vocación y destino.
Las labores de tipo burocrático o administrativo
tendrían que ser mapas y brújulas que orienten y faciliten los caminos
educativos. Pero la travesía no se realiza nunca sobre los mapas ni
programaciones sino en los paisajes relacionales, en las vivencias compartidas
y en los acontecimientos que, como amapolas, brotan espontánea e
inesperadamente, en las orillas de los senderos habitualmente transitados.
Los proyectos no son sino horizontes que seducen
nuestra mirada y que, por tanto, enamoran nuestros corazón y convocan nuestros
pasos. La escuela, y dentro de ella cada maestra y maestro, tiene el gran reto
de dotar de vida lo que elabora y escribe. La escuela ha de conjugar en todo
tiempo, modo y con toda persona, el gran infinitivo que denomino “escrivivir”:
todo lo que se escriba ha de partir de la vida o remitir a ella.
La burocratización de la escuela, es decir, el papeleo
sin corazón, convierte al “maestro mago” en simple “funcionario burócrata” que
vive sus actos como acciones sin sentido
(es decir, sin dirección, sin norte), como algo repetitivo, monótono y
rutinario que sólo se alimenta, como el farolero del Principito, del propio
desencanto y de la desidia ajena. (Ver reflexión sobre el sentido de nuestro
trabajo en “Educar con Co-razón”, págs.229-240).
Sin corazón, es decir, sin el latido de la pasión y de
la entrega amorosa a aquello que se hace, el maestro deviene en funcionario que
sólo tiene tareas que cumplir, sin propósito ni horizonte, que todo lo que hace
es “más de lo mismo”, que configura
su lugar de trabajo como espacio profano
sin significado y para el que “todo
vale lo mismo”, que no hace sino revelar que “nada le merece la pena”.
Sin corazón todo degenera: los desafíos en meras
tareas, los horizontes en objetivos operativos, la aventura en procedimientos o
metodología, las experiencias en técnicas y las vivencias en actividades.
Un maestro es un funcionario de la Vida. Y es en el altar de
la Vida donde cada día realiza la ofrenda de su vocación y entrega.
Si, como decía Machado, “se hace camino al andar”, me
atrevo a afirmar que “se hace educación cuando se recorre el camino del
corazón”.
Programar, es mucho más que una actividad intelectual.
Como señala la misma palabra, “progre-AMAR”
es progresar en el amar. Cuando un maestro ama cada día más su trabajo,
a sus alumnos, a las familias de sus alumnos, a sus compañeros de trabajo….
está cumpliendo y realizando, en lo más profundo, lo que el infinitivo señala.
Ante cada cosa que hacemos en la escuela, ante cada
camino que trazamos y recorremos tendríamos que hacernos esta pregunta: ¿Tiene corazón ese sendero? Si lo tiene,
el sendero será bueno. Si no, no sirve.
Un camino con corazón significará un viaje alegre y
mientras lo recorras, serás parte de él. El otro puede arruinar tu vida. Uno te
hará fuerte; el otro te debilitará. Una senda sin corazón nunca podrá ser
disfrutada. Tendrás que esforzarte incluso para recorrerla. En cambio, una
senda con corazón es fácil, no te obligará a esforzarte para gustar de ella.
El problema es que nadie se hace la pregunta.
Como para Carlos Castaneda, para mí sólo tiene sentido
recorrer los senderos que tienen corazón. Viajaré por cualquier camino que pueda
tener corazón y el único desafío que valdrá la pena será recorrerlo en toda su
extensión. Y recorrerlo no solo sino acompañado de corazones que comparten mi
misma vocación y entrega. Y sabremos que hemos llegado muy, muy lejos….
simplemente porque habremos llegado muy, muy dentro…
JOSÉ MARÍA TORO
Texto de presentación del material
"El proyecto educativo de centro en la LOE.
Un modelo de trabajo cooperativo".
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JOSÉ MARÍA TORO. Maestro. Escritor. Formador y conferenciante.
Autor, entre otros, de:
"Educar con Co-razón" (20ª ed.) http://bit.ly/2E9xt87
"La Sabiduría de Vivir" (4ª ed.) http://bit.ly/2nRusOR
"Descanser. Descansar para Ser" (3ª ed.) http://bit.ly/2scCib8
"La Vida Maestra" (2ª ed.) http://bit.ly/2gY46JQ
"Mi alegría sobre el puente.Mirando la vida con los ojos del corazón" (2015) http://bit.ly/2GZKaAi
"El pulso del cotidiano. Ser-Hacer-Vivir-Realizarse" (2017) http://bit.ly/2C4Fm8N